Santa Florentina, su historia
03/ago/2007
Patrona de la ciudad y del Partido de Campana
El sentido místico que el maestro Raúl Soldi dio a Santa florentina pintándola elevándose hacia el cielo, coincide con la frase al pie del mural: Florece como el lirio.
Su hagiografía, nos dice que Santa Florentina, patrona de Campana, nació en el siglo VI en los albores del cristianismo hispánico, en la bella Cartagena (hoy provincia de Murcia), capital de la colonia romana, donde según la tradición llegó la Fe Cristiana a la península con el predicamento del Apóstol Santiago. Sus padres, el Duque Severiano y su esposa Túrtura tuvieron más hijos: Fulgencio, Leandro, Isidoro y Teodocia (esposa de Leovigildo y madre de Recaredo y San Hermenegildo).
Perseguida por los arrianos la familia llegó a Sevilla, Florentina cuidó allí con empeño a sus hermanos, quienes con el tiempo llegaron a ser grandes prelados: Fulgencio, obispo de Ecija y luego de Cartagena, Leandro, obispo de Sevilla al que le sucede como arzobispo su hermano Isidoro, preclaro pastor sevillano y Doctor de la Iglesia. Cumplida esta misión, Florentina pide a Leandro que escriba las normas para su Beaterio que bajo la advocación de Nuestra Señora del Valle erige en Ecija (antigua población cercana a Sevilla) a la sombra pastoral de Fulgencio, donde llega a congregar “unas cuatrocientas mujeres”, que ella atiende maternal y caritativamente hasta su muerte.
Fue sepultada en el convento que, años después, durante la invasión árabe fuera destruido. Sus restos, junto a los de San Fulgencio, fueron recatados y llevados al norte. Luego de la reconquista fueron encontrados en la Provincia de Cáceres, en un pueblo llamado Berzocanas, próximo al Santuario de Guadalupe, y a la ciudad de Trujillo.
En el siglo XIV, las Hermanas Dominicas se hicieron cargo del convento que reedificaron, dedicándolo a Santa Florentina. Las reliquias de la santa fueron distribuidas en las Catedrales de Murcia, Cartagena, Plasencia y en el Monasterio del Escorial.
En el año 1976, gracias a las gestiones del Padre Ferrante, se obtuvo de la rótula de la santa que se halla en el convento de Ecija, un fragmento que se conserva en un precioso relicario en la Catedral.