"Era una vez... un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo..."
(El Principito, Antoine de Saint-Exupéry)
"Era una vez..."; "Había una vez..."; "Cuenta la historia que...", todas frases que utilizamos cuando queremos comenzar a relatar un cuento... Pero ¿a que no saben quien las inventó? Bueno, fue el Gnomo Cuentacuentos, una amigo de la infancia, un curioso personaje que describiremos a continuación:
Cuentacuentos es, como todo gnomo, bajito y rechoncho, tiene enormes orejas (parece que para escuchar mejor), y siempre anda con un libro gordo o una carpeta medio viejita bajo el brazo. Normalmente se viste con gorro, chaqueta y pantalón azul, cinto y botas negras, aunque a veces se cansa de tanta sobriedad y se pone chaquetas rayaditas muy bien combinadas. Tiene barba pinchuda y usa anteojos, casi seguro porque tiene los ojos cansados de tanto leer cuentos para contar. No usa perfume... ¿Para qué? Cuentacuentos huele a biblioteca, a hojas perfumadas, a flores secadas adentro de los libros: un poquito de azahares, un poquito de jazmines, un poquito de fresias... Pero hay algo mucho más característico de él: su voz. Es profunda, suave, expresiva, suena a abuelo bonachón.
Como es natural, a Cuentacuentos le fascina contar cuentos. O historias. O fábulas. Ocasionalmente recita poemas. Tiene por costumbre ponerse a hablar con la gente, porque sí, en el medio de la vereda, en el pasillo del tren, en la cola del banco o en el jardín de infantes. Algunos dicen que lo hace porque la gente, sin querer, le cuenta historias, que él a su vez re-cuenta o re-escribe y así va recopilando ideas nuevas para innovar su repertorio. Otros sostienen que es él quien no puede estar ni un ratito así sin contar cuentos, entonces interrumpe las conversaciones de los gnomos o de los humanos para insertar sus narraciones. La verdad es que ni siquiera LOS GNOMOS sabemos bien por qué, pero lo cierto es que Cuentacuentos nunca se cansa de hablar ni de escribir, y siempre encuentra con quien compartir sus historias.
Se estarán preguntando donde encontrarlo. Es un poco difícil. Los chicos lo encuentran fácil: en el rincón de los cuentos del Jardín de Infantes, en el canasto de los juguetes y hasta en la ducha. Para nosotros los adultos contactarlo es una misión casi imposible... ¿Cuándo fue la última vez que abrimos un librito de cuentos? ¿Cuándo escuchamos por última vez una historia de abuela en siesta de verano? Seguro ni nos acordamos. Pero a no desesperar. Tenemos una oportunidad: acerquémonos (de corazón) a un hijo, nieto, sobrino o vecinito, y propongámosle contarle un cuento... apelemos a nuestros recuerdos o a nuestra imaginación... y, mágicamente, Cuentacuentos aparecerá para ayudarnos. Es posible que no lo veamos, pero de todos modos nos vamos a dar cuenta de su presencia: poco a poco nuestra voz comenzará a sonará profunda, suave, expresiva, como de abuelo bonachón...
¡¡¡Hasta la próxima historia!!!
Malén del Bosque
malen@losgnomosdelbosque.com.ar
Los Gnomos del Bosque Desayunos. Tel. 422300