Muchos de nuestros lectores nos preguntan si LOS GNOMOS DEL BOSQUE son todos seres masculinos, y quizás la duda surge porque quienes generalmente se destacan son nuestros GNOMOS varones, y sobre ellos solemos escribir.
Atento al requerimiento de varios de ustedes decidimos comenzar a presentarles a algunas de nuestras gnómidas, y en esta oportunidad les vamos a hablar de Margarita.
Físicamente es chiquita -como todos nosotros- rechonchita, pelo corto, ojos oscuros, cachetes colorados, piel blanquísima, sonrisa de torta de chocolate con confites, manos hacendosas y pies de princesa.
Es una gnómida suave, sencilla, amable, soñadora... su imaginación llega tan lejos que a veces se nos vueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeela llevándose a Margarita con ella hacia no se qué bosques lejanos de donde no les gusta mucho volver. Su imagen transmite paz, bondad, amor, y tan fuerte es la luz que habita en el interior de su alma que alcanza para iluminar a todos los que vivimos a su alrededor... ¡y todavía le sobra! Su luz llega siempre más lejos, mucho más lejos... Y eso no es todo: Margarita tiene un don: sabe escuchar.
Ya les contamos que tiene manos hacendosas, pero ni se imaginan lo que saben esas manos: acarician, ayudan, contienen, consuelan, abrazan, preparan los desayunos más ricos del mundo -con tortas, tostadas calentitas, manteca de campo y dulce casero-, visten la mesa de gala aunque sea el "día del porque sí", abren libros, comparten vivencias, derrochan cultura...
A Margarita le encanta leer, investigar, estudiar historia, consultar mapas, hacer cursos, ir a exposiciones... eso sí, de las que no convocan mucha gente, porque si algo no le gusta son las multitudes... ni de gnomos, ni de humanos.
Por sobre todas las cosas, Margarita ama la vida; las pequeñas grandes cosas de la vida la hacen profundamente feliz: disfrutar de su casita ordenada, tomar el té con sus amigas, regar las plantas, mimar a sus hijos y nietos, compartir una tarde de domingo en familia, pasear por el campo juntando hojitas y frutitos del suelo, hacer artesanías, levantarse tempranito escuchando música clásica a saludar al sol...
Pausa...
Me tomo unos minutos para releer esta historia, y haciéndolo creo que ustedes, lectores, pensarán que semejante ser tan simple y grande a la vez no es real... pero les garantizo que LA GNÓMIDA MARGARITA existe... de hecho es nada más ni nada menos que MI MAMÁ...
¡¡¡Hasta la próxima historia!!!
Malén del Bosque
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